Monday, July 9, 2018

Encounter at the Panamá Canal (Poetry)



(Note: After my maternal grandmother, with whom I was very close, passed away, we traveled a number of times with my grandfather. Papi, as we all called him, was lost and severely depressed. He always loved exploring and entertaining new people he met, so the traveling helped him a lot. We took a cruise through the Panamá Canal, which was his station during World War II. The story of his time there is told in one of his short stories, titled "Sargento Nube". I wrote this poem during that cruise. For me, the significance of this poem is my deep desire for some sort of connection with my grandfather, which I never did get. I did some stupid stuff when I was a teenager, stuff I am still ashamed of, so that lack of connection is partially my fault. Also, we never quite clicked like he did with my sister. Since we were little kids, it was perfectly clear that I was our grandmother's favorite, while my sister was our grandfather's. At the moment I wrote this poem, I was fictionalizing a shared moment I wanted to have with him, but that never quite happened. As the years have passed, I've come to terms with that estrangement, my paternal grandfather was a complex man, and I'm ok with it and with my memories of him. These are, by and large, good memories.)

Encounter at the Panamá Canal

The shiny cruise ship rocks softly
The deck is deserted, the novelty ignored
and the passengers go back to the
mindless gambling and endless eating.

I stand alone.

The jungle unfolds before me.
Beyond the iron horses and the
concrete caves, green takes a peek.
My stare is fixed on the wilderness.

Papi was here.
In my mind’s eye I can see him.
He is staring at me.
He’s standing at the edge of the forest.
Apart from civilization.
Apart from  everything he knew.

Beads of sweat form on his forehead.
He is hot.
The thick green army issue shirt
doesn’t help.

His boots are shiny, despite the mud.
He sports a steel helmet, not that he needs it.
(He has never fired a shot.)
I see his eyes.
They still carry 
 the hint of vitality of the past.

They are tired, dead.
They long for home.

In his stare I can see.

I can see the white sands of Buyé.
The narrow streets around the Plaza.
Home’s rice and beans.

So much.
All that was lost.

I smile at him.
There is a pain in our heart.

I can barely make out his stripes.
Sergeant they made him.
Sergeant in the Second Great War.
The one after the never again.
Only a  high-school graduate.
But the most important man.
Fighting for a nation
far, far away.

Beneath his thin mustache,
“Puerto Rican style” they used to say,
a sad smile forms.
He is waving goodbye.
His silhouette disappears
as if it were swallowed by the wild.

I try to find him once more.
But he is gone.

Sadly, I turn away.
There is someone besides me.

Papi stares at the forest.
A hard stare, nothing more.
His hair is grey and thin.
His face wrinkled, his mustache gone.
He smiles warmly,
I smile back.

We both know.
We can share now.
I understand why he never talks 
 about it, why he’d rather forget.

I put my arm around his shoulder.

We slowly walk away








(2000)

Sunday, July 8, 2018

Instantes (Instagram)



via Instagram

La vida hay que inhalarla profundamente. Estamos en este mundo tan poquito tiempo que casi no podemos explorar lo que nuestro hermoso planeta nos ofrece. Mientras pasan los años, me doy cuenta de todo el tiempo que he desperdiciado en cosas irrelevantes. No es que necesariamente sienta remordimiento por cosas que hice o que no hice, es simplemente darme cuenta de que pude haber utilizado mejor mi tiempo.

Muchas veces necesito recordarme que tengo que parar a ver esa espectacular vista que el destino puso en mi camino. O que tengo que pasar todo el tiempo posible disfrutando de la compañía de gente a la cual amo. No hay nada como contemplar los ojos de aquella persona que te hace suspirar, intercambiar risas con quienes realmente te hacen reír, o simplemente compartir una taza de café y una gran conversación. Me tengo que repetir que Aria tendrá esta edad una sola vez en la vida.

Es interesante los momentos que recuerdo. Los instantes que se graban en mi memoria. Usualmente son momentos pequeños, cosas sencillas, que repito una y otra vez en mis pensamientos. Por ejemplo, una flor de un rojo intenso frente a un faro que me fascina. Una velada caminando bajo las luces de Río Piedras.

Son estos los momentos que hay que saborear intensamente, hay que agarrarlos fuertemente y no dejarlos ir. No importa que pase en el futuro, estos son los momentos que nos definen.


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(2018)        

Tuesday, July 3, 2018

La Perla (Instagram)

Bitácora de Instagram

“Este fue el primer Head Start,” nos dijo Carmen sonriendo con orgullo. Yo no capté el significado e importancia de esta oración hasta que añadió, “la alcaldesa de ese tiempo lo montó aquí y la invitaron a Estados Unidos a demostrar el Proyecto. Allá copiaron el concepto y lo replicaron por todo el mundo.”

Yo no sabía que Doña Fela fue pionera en la educación de la niñez temprana. Sinceramente no sé si la historia dice lo mismo que Carmen. Pero eso no importa. Lo más importante fue su voz, su temple y el orgullo de su comentario. Lo que me estaba enseñando, este rincón de aprendizaje, fue el primero del mundo. Y nació en La Perla.

Tengo que confesar que no había bajado a La Perla en dos décadas. Sólo había bajado en auto, simplemente por decir que había pasado por allí, cuando era estudiante graduado. Esta vez, bajamos a pie al lado de la cancha y nos adentramos a sus pequeñas calles, siguiendo los líderes comunitarios que nos servirían de guías mientras ayudabamos a pintar un rinconcito de su comunidad.

Bajar a La Perla es bajar a otro país. Callejoncitos estrechos, donde solo puede pasar una persona. Casas construidas en una loma que mira hacia el mar de una forma peculiar que se sienten como una mezcla de los pueblitos costeros de la Costa del Sol, mezclado con las fabelas de Brasil y con un toque de La Candelaría de mi querida Bogotá.

“Hoy no vino Zuleyka,” me dijo José cuando caminamos por el Malecón.

Lo más que me fascinó de La Perla fue su gente. “Aquí somos todos familia,” me contó Carmen. “Nos protegemos y nos cuidamos unos a otros. Y a ustedes,” añadió con firmeza. En su imaginario, ellos no somos nosotros. Son aparte. Y, así me pareció. Ese orgullo por su comunidad, ese intenso amor por sus vecinos, es algo que nosotros, los que vivimos detrás de la muralla, hemos perdido.

Mientras caminaba por sus coloridas calles, pensaba: “Estos hermanos y hermanas tienen una joya aquí. Tienen una Perla.”


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(2018)        

Friday, June 29, 2018

Consejos (Instagram)


Bitácora de Instagram


Hoy he estado pensando en todas esas frases y consejos que he escuchado toda la vida. Muchas veces no sé ni qué pensar. Ayer mencioné uno que no olvidaré. Mi papá siempre me decía "Cuando la conozcas, vas a saber qué es ella." Fuera de la redundancia gramática, lo que quería decir es que sabría que era Ella. Con letra mayúscula. Mi alma gemela. Mi media naranja. O cualquier otro cliché que se les ocurra.

En buen español: I dunno about that. Les podría hacer la historia de la vez que creí haber conocido a Ella, pero dejaré para otro post.

A mí mamá le encanta decir "Todo en su tiempo." Mi problema con esa expresión es que, a la larga, significa que las cosas horrendas de la vida pasan porque, necesariamente hay momentos que tienen que ser horrendos.

Repitan conmigo: I dunno about that.

Mi mamá también siempre decía "Con Dios y con la Virgen" cuando teniamos un viaje largo en carro. A mí me parecía que no cabia tanta gente en el carro, pero, pues... ¿Qué expresiones recuerdan siempre? ¿Cuáles dichos les dejan rascándose la cabeza?


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(2018)        

Thursday, June 28, 2018

La Coca (Instagram)




"Nunca había visto La Coca así," me dijo Guillo mientras la lluvia bailaba ante nosotros. Guillo, Larry y yo mirábamos aquel espectáculo asombrados. "Yo tampoco," le respondí.

Guillo me pidió visitar El Yunque, parada mandatoria para los Boricuas de la diáspora. Así que luchamos con el aguacero del día, y nos fuimos a Río Grande. Nuestro querido bosque está todavía herido del azote de María, así que solo la icónica cascada de La Coca está abierta. Con la violenta precipitación del día, esta se mostraba en su máximo esplendor. "Está hermosa. Valió la pena el viaje," expresó Guillermo.

Durante el viaje hacia aquella verde escena, Guillo y yo conversamos sobre nuestras vidas. El se había marchado para California hace dieciocho años. Fue a mi el que le tocó la ardua y dolorosa tarea de llevarlo al aeropuerto para que se despidiera de sus coquís y su cielo tropical. Me decía que sentía que tenía una mejor vida allá que la que hubiera tenido acá. Eso no lo dudo, por muchísimos factores.

Pero, su comentario me hizo pensar en mis propias decisiones. No me fui a estudiar la maestría en Estados Unidos por quedarme con alguien con quien quería forjar una vida. Una vida que nunca se dio. Al momento de estudiar el doctorado, una comedia de errores de parte de gente en quién confié no permitieron que me marchara. Luego, tomé la decisión de terminar el grado en la isla.

No puedo negar que siempre soñe en volver a vivir en Madrid, o mudarme a Nueva York, o alguna locura así.

Sin embargo, no me arrepiento. La verdad es que, aunque me fascina viajar, y me encantaría seguir añadiendo a los veintitantos países que he conocido, amo a mi Puerto Rico. Si, la situación es difícil. Si, nuestro futuro es incierto. Si, tenemos que trabajar para levantar nuestra isla. Pero, esta tierra tiene sus manos en mi corazón. Todavía tengo miles de rincones hermosos que recorrer en esta isla. Todavía tengo mucho que aportar a nuestra isla. Todavía tengo innumerables fotos de nuestro terruño que tomar. Todavía necesito beber más de mi hogar.

Amo a Puerto Rico. Siempre atesoraré este día.

Nunca había visto La Coca así.

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(2018)        

Wednesday, June 27, 2018

Quis ut Deus? (Poetry)



Quis ut Deus?

Goddess of foundry, form and
forge.
Fingers fluid over
flame.
Fire flexes
silver.

Mistress, mistress of metal.
The shapeless becomes
shape.
Mistress, mistress of metal.
Out of nothing,
beauty comes.

Hammer swings.
Pounding, pounding
of metal.
Fire burns.
Forms flex, fuming
in flame.
Out of nothing,
boons are born.

Mistress, mistress of metal.
Goddess of foundry, form and
forge.
Fingers sprout
treasures.
Eyes mirror ancient
light.
(2018)        

Me Pesa El Corazón (Instagram)

Bitácora de Instagram

Hoy tengo el corazón un poco pesado. Tuve una larga conversación con un amigo a quién quiero mucho y está en una de las más difíciles encrucijadas de su vida. Se encuentra en un momento crucial dónde tiene que decidir el futuro de él y su familia.

Me duele el pecho porque se exactamente lo que siente y por lo que está pasando. Yo pasé ese doloroso momento hace casi cuatro años atrás totalmente solo. Por mi propia testarudez y mi instinto de proteger a la gente que amo, caminé el trago más amargo de mi vida apoyado solo por mis dos pies, mis lágrimas y mi determinación de darle la mejor vida posible a Aria Sofía. Debí haber confiado en el amor y el aliento de mi familia y de los amigos que más quiero, pero, como digo con muchísima frecuencia: soy un morón. 🤨

No les puedo negar que salí de esa experiencia con el alma destrozada, con un cinismo intenso y un corazón hecho pedazos. Pero, el tiempo es el mejor elixir para el alma. Y hay que tomar la decisión de seguir adelante y ser feliz.

Eso fue exactamente lo que le dije a mi amigo. Que aunque no lo pareciera ahora, volverá a ser feliz. Que no importa lo que pase, sé que seguirá siendo un papá épico. Que mientras mamá y papá sean felices y trabajen juntos, estén juntos o no, su niño será feliz.

También le dije que en cualquier momento que necesitara ayuda, en cualquier instante que necesite hablar con alguien, yo estaré disponible para escucharlo. Si yo no hubiese sido tan obstinado y me hubiese apoyado en el amor de los que me quieren, mi camino quizás hubiera sido más fácil.


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(2018)        

Friday, June 22, 2018

Guillermo (Instagram)


Bitácora de Instagram

Acabo de hablar con Guillermo. No había hablado con el desde hace años. Todavía recuerdo las lágrimas de aquel momento, solo unos pocos días de habernos graduado de universidad, en el cual lo llevé al aeropuerto. Guillo, un joven artista con un talento inmensurable, partía rumbo a la diáspora porque su isla era muy pequeña para comprenderlo y darle un hogar.

Y yo perdía a mi hermano.

Yo no soy de tener muchos amigos. Entre mi misantropía y timidez, no soy de hacer amigos fácilmente. Sin embargo, cuando hago una conexión con alguien, mi amor por esta persona es intenso. Adoro a mis amigos y amigas. No sé cómo más decirlo.

Y Guillermo es especial. Siempre ha tenido un enorme alma de artista soñador. Algo que el entorno donde vivía día a día no lograba entender. Su escape a Mayagüez lo ayudó a encontrarse. Y al encontrarnos los dos, nos hicimos inseparables. Por eso me dolió tanto su partida. Su partida y la de mis otros hermanos que se vieron forzados a emigrar en aquel verano. Un verano que se convirtió en una mezcla de risas, alegría y llanto.

Escribo todo esto, porque acabo de hablar con Guillermo. Mañana iré con él y su esposo Larry, el gringo más dulce del universo, de road trip. Entre la felicidad que me da poder compartir con mi hermano, siento una tristeza profunda. Por todos mis hermanas y hermanos que han tenido que abandonar su azul cielo tropical para buscar suerte en otros horizontes. A ellas y ellos solo le quiero decir: los amo muchísimo y los extraño.

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(2018)        

Thursday, June 21, 2018

Recuerdos (Instagram)



Bitácora de Instagram

La vida es una colección de recuerdos. El presente es simplemente el milisegundo que estás viviendo ahora. Realmente, tu vida es el pasado. Es una serie de recuerdos a los cuales te aferras hasta el momento que respiras por última vez.

Últimamente he estado pensando en eso. En mis propias memorias. En los recuerdos que hilvanan el tapiz de estas (¡casi!) cuatro décadas de existencia en este plano. A veces me pregunto si es un poco simplista decir que he tenido una vida buena o mala. Tengo recuerdos de momentos de gran felicidad y alegría. Pero también tengo memorias de situaciones que no le desearía a nadie. Sin embargo, estoy consciente que todos existimos en esta dualidad. Tambien creo que puedo decir que tengo más recuerdos buenos que malos. Pero, como escribe Neil Gaiman, larga o corta, todos recibimos lo mismo: recibimos una vida.

Lo que sí he aprendido en estos últimos años, que han sido sin duda alguna los más difíciles que he enfrentado en todos los niveles, desde personal hasta profesional, es que la felicidad es una decisión. Si, es un cliché horroroso, pero sinceramente no me había dado cuenta. Hace poco más de un año, después de poder cerrar un capítulo desastroso, decidí que iba a ser feliz. No ha sido fácil, y en muchísimos momentos he flaqueado. Pero, decidí que la vida tiene dos propósitos: Hacer el bien y ser feliz. Es por eso que me he sorprendido a mí mismo tomando riesgos que nunca había considerado anteriormente. Y en varias ocasiones me he lanzado al vacío como un acto de pura fe. Si bien es cierto que me he caído en varias ocasiones desde el momento de esa decisión, que mi corazón se ha roto, y que he tenido momentos de querer rendirme, la verdad es que no me arrepiento de nada.

Quiero que, cuando llegue ese momento de cerrar los ojos para siempre, los recuerdos que me acompañen, y las memorias que deje en los que hayan tocado mi vida, sean en su mayoría de risas y amor. Sinceramente, eso es todo lo que quiero de la vida.

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(2018)        

Monday, June 18, 2018

Villa Artítis (Instagram)

Bitácora de Instagram.
Mis abuelos la llamaron Villa Artritis. Todavía no se exactamente por qué. Una finca heredada por mi abuela, de cuando mis tatarabuelos tenían una gran hacienda y vivían en la gran casa blanca en la esquina de las calles Carbonell y Brau.

Villa Artritis era cinco cuerdas de paraíso para un niño. Mi abuelo sembró docenas de árboles frutales que a diario nos regalaban su gloria. Allí probé nísperos, quenepas, chinas mandarinas, grosellas (todavía no entiendo por qué la gente prefiere dañar las grosellas haciéndolas dulce...), y una docena de variedades de mangó que mis abuelos recopilaron de todas partes del mundo.

Allí mis abuelos decidieron pasar el resto de sus vidas. Mi abuela diseño la casa específicamente para hacer fiestas, con una cocina gigante y unas enormes puertas de madera que servían como marco de la belleza natural del lugar. Los domingos, toda la familia, de sangre y de amor, se reunía a disfrutar de su deliciosa cocina.

Cómo abuela alcahueta al fin, nos preparaba un bulto con provisiones esenciales, barras de chocolate y Malta India, cuando los primos salíamos a explorar todos los rincones de este gran pulmón verde. Allí nos perdíamos, entre las frutas, las risas y los mugidos de las vacas distantes.

Hace unos dias, visité Villa Artritis una última vez, antes de que las risas de una nueva familia hagan eco en sus hojas. La finca ha sido devastada por María y por el deterioro de los años. Pero, todavía está allí el primer árbol que trepé. Todavía están allí las memorias. Todavia está allí el amor.

Aria corrió por su majestuoso césped, trepó hábilmente por mi amigo árbol y añadió su risa al eco de los recuerdos que siempre vivirán en Villa Artritis.
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(2018)